Si alguno de estos cajones está desordenado, notarás caos, dudas, apagafuegos y malas decisiones.

No se atascan por falta de talento ni por falta de clientes.
Se atascan por desorden.
Por eso uso esta estructura simple de 7 cajones.
Si los tienes en su sitio, tu empresa funciona.
Si no, dependes de tu intuición y de tu capacidad de aguante.
El primer cajón eres tú. Tu foco, tu claridad mental y tu capacidad para decidir sin ruido marcan el ritmo del negocio. Cuando tú estás desordenado, la empresa también.
Aquí están los márgenes, la liquidez, los números gordos y la salud real del negocio. Sin claridad financiera, vas a ciegas y tomas decisiones peligrosas.
Dónde está el dinero hoy y dónde estará mañana. Qué productos venden, a quién, cómo y con qué margen. La mayoría de empresarios no tienen este cajón bien definido.
Roles, compromiso, alineación y liderazgo. Si las personas no saben qué tienen que hacer ni por qué, el crecimiento se convierte en una pesadilla.
Un proceso comercial con cabeza. Sin improvisar. Sin depender de un par de vendedores estrella. Sin esto, crecer es un golpe de suerte.
Rumbo, claridad y prioridades que tienen sentido. Si cada trimestre vas cambiando de dirección, nunca consolidarás nada.
Los próximos 12–18 meses ordenados. Sin fuegos artificiales. Sin improvisación. Sin 40 proyectos abiertos. Orden = claridad = decisiones con criterio.
