¿Quieres empleados comprometidos? Primero dales pan y chorizo

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several sausages are on display for sale at a market
several sausages are on display for sale at a market

Hay una diferencia silenciosa que recorre muchas empresas como una corriente subterránea.
Una especie de grieta invisible entre lo que tú, empresario, piensas de tu equipo…
…y lo que tu equipo piensa de ti y de tu empresa.

Tú estás convencido de que lo estás haciendo bien.
Que el sueldo está bien.
Que los horarios son razonables.
Que las vacaciones están bien repartidas.
Que, vamos, están mejor que en la mayoría de sitios.

Y luego llego yo.
Me siento a hablar con ellos.
Y me cuentan otra cosa.
Me cuentan que la pera que tú ves tan limonera, a ellos les sabe chuchurría.
Que lo que tú crees que es un gesto generoso, ellos lo sienten como una obligación mal gestionada.
Que lo que tú piensas que está “más que claro”, para ellos está lleno de dudas, vacíos y cabreos silenciosos.

Pan y chorizo: el menú básico que tu equipo necesita

Lo que quieren no es magia.
No piden unicornios ni jacuzzi en el office.
Quieren pan.
Y chorizo.

Pan y chorizo.
Lo básico.
Lo claro.
Lo tangible.
Lo que nadie debería tener que pedir.

Cuando llego a las empresas y me pongo a “oler” el ambiente laboral, no necesito hacer una auditoría sofisticada.
Me basta con observar los silencios.
Con escuchar lo que no se dice en las reuniones.
Con ver cómo se miran entre ellos y cómo te miran a ti.

Y cuando hablo con tu gente, me lo confiesan.
Sin filtros.
Me cuentan las penas.
Los roces.
Las incoherencias.
Los horarios absurdos.
Los turnos que cambian sin avisar.
Las nóminas que no entienden.
Los días libres mal organizados.

Un ejemplo que se repite demasiado

Hace poco, una empleada me hablaba de esto.
Campaña de Navidad. Tienda a tope.
Clientes entrando por todos lados.
Y ella, erre que erre… con los turnos, los días que libraba, los que no, los horarios que cambiaban sin explicación.

Yo pensaba:
“Con todo lo que hay que vender, ¿cómo puede estar tan obsesionada con esto?”

Y luego lo entendí.
Porque no tenía el pan ni el chorizo.

Porque su contrato era confuso.
Porque no sabía si le pagaban bien las horas extra.
Porque los cambios de horario eran improvisados.
Porque sentía que no había un sistema, sino un caos disfrazado de flexibilidad.

Y claro…
Si no tienes lo básico resuelto, no puedes pensar en implicarte.
No puedes concentrarte en vender.
Ni en atender mejor.
Ni en remar con el resto del equipo.

Dirigir personas no es pagar nóminas

Muchos empresarios confunden “gestionar personas” con:

  • Firmar contratos.

  • Pagar a final de mes.

  • Mandar un Excel con los turnos.

  • Y, de vez en cuando, dar una palmadita en la espalda.

Pero eso no es gestionar personas.
Eso es cumplir el mínimo legal.

Y con eso no construyes cultura.
Ni compromiso.
Ni motivación.
Ni resultados.

Tu equipo necesita claridad.
Necesita estructura.
Necesita saber a qué atenerse.

La lista del pan y chorizo

Esto no es un capricho.
Es lo mínimo que debería estar claro, por escrito y bien comunicado:

  • ¿Cuál es la categoría profesional real de cada empleado?

  • ¿Qué pone exactamente en su contrato?

  • ¿Cuándo se cobra? ¿Cómo? ¿Con qué desglose?

  • ¿Cómo se organizan los turnos? ¿Quién los decide? ¿Con cuánta antelación?

  • ¿Cuántos días de vacaciones tienen? ¿Quién los aprueba?

  • ¿Qué pasa si hay una baja? ¿Un permiso? ¿Un imprevisto?

  • ¿Existe una política clara sobre descuentos, beneficios o formación?

  • ¿Cómo se manejan los errores, las quejas, los conflictos?

Esto, amigo mío, es pan y chorizo.

Y si eso no está claro, todo lo demás se tambalea.

¿Y después del pan y chorizo, qué?

Una vez tienes cubierto lo básico, entonces sí:

  • Puedes hablar de rendimiento.

  • Puedes exigir implicación.

  • Puedes medir resultados.

  • Puedes incentivar.

  • Puedes construir cultura de equipo.

  • Puedes delegar y desaparecer dos semanas sin que se caiga el chiringuito.

Pero no antes.
Nunca antes.
Porque la motivación no se construye sobre el vacío.
Se construye sobre la seguridad, el respeto y la claridad.

Tus empleados son mamíferos… como tú

Tus empleados no son máquinas.
Tampoco son niños.
Son mamíferos adultos que, como tú, quieren certezas.

Quieren saber a qué juegan.
Quieren que se les trate con coherencia.
Quieren que la empresa no sea una lotería.
Quieren sentirse parte de algo que no cambia de reglas cada lunes.

Y cuando les das eso…
Entonces te responden.
Entonces se implican.
Entonces se convierten en empleados que cuidan el negocio como si fuera suyo.

La verdadera empresa se construye con personas

Puede que tengas la mejor idea de negocio.
El mejor producto.
La mejor web.
El mejor CRM.

Pero si tu equipo no está bien gestionado, si están desmotivados, perdidos o quemados…
No tienes una empresa, tienes un problema.

Las empresas no son solo números.
Son personas.
Y las personas hacen que los números salgan… o que no salgan nunca.

¿Quieres empezar a construir una empresa de verdad?

Empieza por el pan y el chorizo.

Si no sabes por dónde arrancar, te ayudo.
Hago diagnósticos reales.
Sin PowerPoints vacíos.
Sin blablablá.

Hablo contigo.
Hablo con tu equipo.
Y te digo con claridad lo que está fallando y cómo arreglarlo.

Porque no se trata solo de ser buen empresario.
Se trata de ser buen director de personas.
Y eso, a día de hoy, marca la diferencia entre sobrevivir o crecer.

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